Para este 2020 uno de mis propósitos era hacer las cosas que me asustan y empezar a hacer más cosas que me roban el aliento.

Por ejemplo, bailar aunque muera de pena, hacer realidad mi bucket list, escribir y crear nuevos proyectos.

Pero, en enero literalmente creí que me había quedado viuda, en febrero me hicieron un fraude, en marzo con la pandemia cambiaron todos nuestros planes y en abril nos estamos acostumbrando a una vida diferente.

Por suerte, nada de esto fue tan malo 🙌🏻 , fue gasolina 🔥 para seguir adelante.

Con emoción y ganas, muchas ganas, como si no tuviera miedo.

Y es que llega un punto en la vida en que te decides a hacer todo lo que quieres, todo lo que te gusta y todo lo que te importa.

Ya sea porque has ganado confianza y estabilidad, porque has dejado pasar oportunidades, porque no tienes nada que perder o por todas las anteriores.

La vida es muy corta para dejarse detener por el miedo y sentarse a esperar a reunir las condiciones “perfectas”, o el momento, el lugar, o la situación indicada.

Todos los días son buenos para amar más y disfrutar más.

Con cariño,