Recién había nacido Olivia y me costaba trabajo separarme de ella, tenía las emociones revueltas y la lactancia no iba como esperaba.

Hasta cierto punto me sentía decepcionada, como si no hubiera aprendido a ser mamá con mi primer hijo.

Lo que definitivamente sí aprendí fue a respirar, a no engancharme con ideas como esta y ver la maternidad con una perspectiva donde todo es posible.

Tan posible como dejar a mi bebé tomando la siesta de medio día y sentarme cuarenta minutos con una ejecutiva, un ama de casa, tres extranjeras y una veinteañera que jamás había visto en mi vida para compartir galletas.

Platicar en la intimidad de nuestras expectativas como mamás, hacer un balance, reconocer lo que hacemos, como lo hacemos y al final sentirnos suficientes, acompañadas, capaces de todo.

Y regresar a casa amando la maternidad por primera o segunda vez, aunque no sea el trabajo más glamoroso, la foto que teníamos en mente o los retos que esperábamos 🤱🏻

Los espacios de contención, la comunidad, la energía de otras mujeres, las tribus, nos fortalecen y nos hacen crecer.

AF

Si te caería bien platicar con otras mamás, sin criticas ni comparaciones, no dudes en participar en un grupo de apoyo en tu comunidad.