Dalai Lama sugiere que una vez al año vayas algún lugar donde nunca hayas estado antes. Yo no conocía La Paz, es el cielo en la tierra, por algo le llaman el acuario del mundo.
 
Solo teníamos un día disponible para descubrir un poco de este paraíso, después íbamos a una boda y al día siguiente teníamos que volver a casa.
 
Como regalo de cumpleaños mi esposo contrató un tour privado. Una embarcación pequeñita nos recogió en la marina y ahí empezamos nuestro recorrido por la Isla Espíritu Santo y su maravilloso mar azúl.
 
En nuestra primera parada nos pusimos los trajes de neopreno y estuvimos esnorkeleando cerca de una hora, visitamos una colonia de lobos marinos, por recomendación de nuestro guía nos mantuvimos alejados de un par de machos poco amigables, pero nadamos muy cerca de ellos y vimos a una cría ser amamantada por su madre.
 
 
Más tarde nos dirigimos a otro sitio donde había aún más peces y corales de diferentes tipos. Cuando nos acercamos a la orilla hice paddleboard hasta que me canse; es un excelente ejercicio, al principio mantener el equilibrio es lo más importante, una vez que logras estar de pie sin dificultad puedes disfrutar del paisaje mientras remas, definitivamente quiero hacer eso muchos días de mi vida.
 
Ya en la hora de la comida bajamos en San Rafaelito, colocaron unas sombrillas y nos sirvieron un ceviche delicioso y comimos frente al mar. Finalmente fuimos a Balandra y al regreso pudimos ver delfines y rayas a lo lejos.
 
Me enamoré de La Paz a primera vista, es un privilegio disfrutar de un lugar con tanta belleza y es un compromiso hacer todo por conservarla.