Así como Ale empezó a dar sus primeros pasitos, al mismo tiempo se dio sus primeros golpes. Como mamá te sientes fatal; lo cuidas todo el tiempo y en el menor descuido o justo cuando volteas, los accidentes suceden.
 
La primera vez que Ale se pegó, estaba sentadito en un escalón y se inclinó hacia adelante para poder tocar su sombra. Se escuchó horrible y él lloró muchísimo, así que tuve que reaccionar rápido, entré a casa a limpiarlo, no tenía heridas graves, pero sí tenía un chichón en la frente, un moretón en el ojito izquierdo y un raspón en la mejilla.
 
Lógicamente, o quizá en mi papel de mamá primeriza que no sabía qué hacer, le marqué al pediatra y la única indicación fue que no le diera de comer sólidos en tres horas y estar atenta a que no volviera el estómago.
 
Sólo fue un susto, pero su carita se veía muy mal. Busqué en pinterest «desinflamante natural para golpes» y aparecieron varios remedios, como no tenía muchos ingredientes a la mano, lo más sencillo fue preparar una infusión de manzanilla.
 
Agregué 6 bolsitas de té a un litro de agua hirviendo y las dejé reposar ahí dentro por 5 minutos, después las retiré, vacié la infusión en una jarrita y la metí al refrigerador.
 
Cuando la infusión estaba tibia lavamos la carita de Ale, dejando caer el agua de manzanilla directo de la jarra sobre él área afectada, le sirvió mucho.
 
Por la noche lo volvimos hacer, pero empapamos unas almohadillas de algodón y se las pusimos directo en la frente, el frío ayudó a desinflamar bastante. Por último, también le puse pomada de raíz de consuelda dos veces al día por tres días, para ayudar a cicatrizar su rasponcito.
 
Nos gusta que Ale sea un niño que explore de forma natural, pero creo que antes no dimensionábamos lo peligroso que pueden ser muchas cosas para un bebito tan pequeño, pero literal, hemos aprendido a base de golpes (unos más fuertes que éste) a ser más cuidadosos.