Tarde de viernes, después de una semana intensa por fin estábamos juntos y sin ocupaciones aparentes, pero el teléfono no dejaba de soñar, Oli no tomó siesta y Ale no dejaba de preguntar a qué hora van a jugar conmigo.

Estábamos molidos. A pesar de que no fue la tarde que esperábamos fue un buen día.

El sábado yo tenía una mala actitud, me ocupaba de los niños y de la casa sin querer hacerlo, les prendí la tele y aparentemente me desentendí.

Estaba aburrida y un poco mal humorada, mi esposo seguía trabajando, y yo me salí a pasear con los niños, mientras caminábamos empezó a llover, pero no le dimos importancia, seguimos caminando, hablando de todo y de nada, recogimos un aguacate que había caído del árbol del vecino y regresamos a casa a cenar.

Por suerte para mi había hot cakes en el refrigerador y un sándwich de atún, el tema de la cena estaba resuelto.

Había juguetes por todos lados, zapatos tirados, y biberones que lavar. Le pedí a Ale que me ayudara y lo hizo con gusto, sin decir una sola palabra o quejarse, Oli también ayudó.

Al final del día mi esposo baño a los niños, acostó a Ale y yo pude ver mi serie a solas.

Pero como cada día, tenía que hacer check in conmigo misma y ver que había sucedido, cuál había sido la trampa en mi mente, querer descansar, relajarme y salir estaba muy bien, pero había dejado de lado la paciencia y el amor, sin embargo me di cuenta que ese amor regresó a mi.

Sí, regresó a mi con acciones y eso es gracias a que la mayor parte del tiempo yo estoy para mi familia y ahora ellos estuvieron para mi.

Por supuesto que el lunes me sentía distinta y con la certeza de que todas mis acciones valen la pena, eso y que de que debo ser clara con lo que necesito y hablar de ello, sin necesidad de ser hostil.

Siempre hay nuevos y mejores caminos para no volver a caer en las trampas de la mente.

AF

Les ha pasado algo parecido? Cuáles son las trampas de su mente? O las situaciones que las ponen a prueba?. Las Leo 🤓

Ilustración de Catherine Originals