La talla que te pertenece
Por mucho tiempo comprar ropa fue mi peor pesadilla. En 1999, cuando yo tenía 14 años las tallas eran súper reducidas y si no tenías una complexión pequeña no podías darte el lujo de mirar en las tallas M.
Ahora está bien ser curvy o no ser parte de los estandares de siempre, en realidad nunca estuvo mal. Tan es así que las cosas poco a poco están cambiando y cada vez más marcas ofrecen un sin fin de opciones dependiendo tu tipo de cuerpo.
Para mi y creo que para la mayoría de las mujeres, estar cómoda en una prenda de ropa hace más sencillo aceptar y amar tu cuerpo sin importar la letra sobre la etiqueta.
Es sencillo, la talla no te pertenece cuando:
Te queda chica (aunque sea poquito).
Te queda grande.
Te queda, pero por alguna razón te aprieta en un aparte o te afloja en otra.
Te convencieron de usarla pero no te sientes completamente a gusto en ella.
La comprasté por su marca o por su precio pero no tiene que ver con tu complexión o estatura.
Te queda grande.
Te queda, pero por alguna razón te aprieta en un aparte o te afloja en otra.
Te convencieron de usarla pero no te sientes completamente a gusto en ella.
La comprasté por su marca o por su precio pero no tiene que ver con tu complexión o estatura.
Está enorme pero quieres ocultar un supuesto defecto (como las boobs, el trasero, las piernas) o todo tu cuerpo.
Olvídate de small, medium o large, la talla que te pertenece es aquella que tiene el fit perfecto y te hace sentir bien contigo misma.
