Cierto día empecé a escribir este blog y de repente recibí comentarios muy personales de quienes me leían y con cada post esto se volvió más constante y por supuesto que me motivé muchísimo para seguir escribiendo. 
 
De pronto pensé que lo hacía muy bien, es más, hasta pregunté si alguién podía ayudarme a llegar a más personas.
 
Diez minutos después me sentí la más tonta del mundo, ¿pues qué me había creído?, me había pasado de la raya, una cosa era escribir como hobbie y tomarlo como terapia y otra pensar que a alguién allá afuera le iba a interesar mi contenido ¿cómo por qué?.
 
Me dí una buena arrastrada como tenía tiempo que no lo hacía y una vez más me volví mejor amiga de “vocecita saboteadora”.
 
La misma que me decía que nunca era suficiente para los trabajos, para mis amigos, para mi pareja.
 
¿Qué había pasado con la terapia, la confianza, la autoestima y el amor propio?. No lo sé, me sentí tan en mis veintes, como cuando me gustaba mucho una persona y nunca se lo decía o me daba pena redactar un currículum con mis habilidades porque pensaba que sonaba demasiado pretensiosa. ¡ Qué horror !
 
Después de unas semanas “vocecita saboteadora” se empezaba a poner cómoda y aunque estaba decidida a deshacerme de ella regresaba una y otra vez, por eso escribí todo un post dedicado a ella.
 
Se imaginan, es como si de pronto alguién que te conoce muy bien llegará a tu casa con las mejores intenciones y mientras se toman un café te dice las mil formas en las que puedes fallar en algo o en todo.
 
Solo depende de ti poner límites, porque esa voz aparentemente amigable no viene a protegerte, te está invitando a quedarte en tu zona de confort 💤.
 
Así que si algo te gusta hazlo, aún si te parece tonto. No hay nada más triste que dejar de hacer algo que te gusta por una voz que te sabotea.
 
Que tus sueños siempre sean más grandes que tus miedos.
 
Con mucho amor,