Uno. Creía que no iba hacer bonding con mi hija. Además de que iba arder en el infierno de las malas madres.

Dos. Intentaba amamantar mi aunque mi bebé la pasaba mal y yo también. No estaba dispuesta a hacerlo de otra forma.

Tres. Me frustre y me enojé conmigo y con mi cuerpo, con su excesiva producción de leche. Si creen que tener mucha leche es un sueño, no hay nada más alejado de la realidad.

Me cansé y quise tirar la toalla muchas veces.

Cuatro. Acepte la realidad y tomé otra opción, la lactancia diferida. Mi extractor de leche y yo éramos uno mismo.

Cinco. Hice equipo con toda mi familia para alimentar a Oli, compartimos la lactancia 🍼

Seis. Alimente a mi bebé y además hice un banco de leche. Fue muy demandante pero gratificante.

Cuando dejas las expectativas de lado y paras de juzgarte, empiezas a dar lo mejor de ti.

AF